La formación de una conciencia ambiental en el huerto
- Mujer Manantial
- 22 abr
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 15 may
por Johann Hernández
Ante la crisis ambiental y los efectos que se están produciendo como el cambio climático, la contaminación, el agotamiento de los recursos y la pérdida de biodiversidad, genera la necesidad de desarrollar una conciencia ambiental que permita entender estos problemas y promueva la preservación y cuidado del entorno natural. Así, la conciencia ambiental busca mediante la formación de conocimientos, opiniones y percepciones del individuo o colectivo la valoración del medio ambiente.

En este sentido, la creación de la conciencia ambiental inicia desde el primer acercamiento con el medio. La relación con la naturaleza permea tranquilidad y forja una conexión que a veces se encuentra lejos de la cotidianeidad, sin embargo, es inevitable establecer un contacto con los medios naturales y fomentar un estilo donde se tenga una constante interacción es nuestro deber. No siempre se habla de la necesidad de rodearse de la naturaleza: de caminar, tocar o simplemente mirar los alrededores. Parece un aspecto más del día a día, pero el impacto en notar cada detalle es positivo.
Los espacios verdes alivian las preocupaciones y la fatiga producto de un estilo de vida fomentado por los cambios y: "En la era digital, donde el ritmo frenético y la tecnología dominan nuestras vidas, la naturaleza emerge como un oasis para nuestro cerebro." Convivir con las zonas verdes o azules produce bienestar, paz, hasta una sensación de familiaridad, reestablecer esa conexión con la naturaleza nos regresa a donde pertenecemos.

En mi caso, el huerto me ha permitido estar más en contacto con la naturaleza, lo asocio con una calma que no siempre puedes obtener en alguna otra parte. Es un momento donde te das el tiempo de interactuar con otros y con las mismas plantas. Un ambiente sano que se construye con base en la compañía y en cada actividad que nos acerca más al cuidar y darle atención a las plantas que cultivamos.
Se trata de la oportunidad de establecer la armonía con nuestro ambiente y de crear una conciencia ambiental que nos ayuda a difundir la preocupación por la calidad del ambiente y su conservación, al igual que el amor y respeto. Cada actividad aporta al cuidado y al compartir nuestro trabajo abre al interés, uno de estos trabajos fue la siembra de calabazas, el cual me alegra mucho ser testigo de su crecimiento y de los resultados que ha dado. En estos meses, el proceso de sembrar y observar los cambios en cada una de las semillas me hace pensar en si son las únicas que están en esa etapa o ¿también nosotros estamos creciendo?

Finalmente, somos testigos del crecimiento, del cambio que conduce al florecer de algo bello. Así como vimos crecer a nuestra calabaza en los últimos meses, quizá ella también es testigo de nuestro propio progreso. Tomemos el tiempo de crecer, de sembrar nuevas semillas que germinarán en nuevos sentimientos. Y mientras las raíces se mantienen firmes en el suelo, nutren sus alrededores de emociones, se reviste de momentos y de nuevas experiencias que florecen en recuerdos hechos plantas. Un jardín de recuerdos.
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